Uno de los cambios de hábitos más frecuentes es el de mejorar la salud ya sea llevando una vida más equilibrada, dejando de fumar, apuntándose a un gimnasio o adoptando una dieta para perder peso.
En esta sucesión de buenos propósitos, es posible que algunos estén pensando en uno de los hábitos que se han puesto de moda en los últimos años, el llamado ayuno intermitente.
¿Existen estudios serios y rigurosos que avalen este radical cambio de hábito?... curiosamente parece que sí.
Estudios científicos recientes parecen hallar cada vez más motivos para apoyar el ayuno intermitente como un método para adelgazar. Tal vez por ello la dieta del ayuno intermitente es una de las dietas de las que más se habla actualmente.
Coincidiendo con los banquetes de Navidad, un equipo de investigadores del prestigioso Hospital Johns Hopkins ha publicado un artículo científico avalando los beneficios del ayuno intermitente en la ya conocida proporción de 16:8 horas. La tendencia ya parece clara y este artículo, publicado en el New England Journal of Medicine, se une al resto de estudios y evidencias científicas que apoyan el “intermittent fasting”.
Citando literalmente el artículo publicado: “Las evidencias se acumulan, señalando que comer en un período de 6 horas y ayunar durante 18 horas puede desencadenar un cambio metabólico de la energía basada en glucosa a la cetona, con una mayor resistencia al estrés, una mayor longevidad y una menor incidencia de enfermedades, incluido el cáncer y la obesidad”.
La idea, a grandes rasgos sería la siguiente: durante millones de años la vida del ser humano enfrentaba numerosos periodos de escasez de alimento y nuestro metabolismo se fue adaptando a ayunar, cuando no encontraba comida, y se acostumbró extraer energía de esas reservas de azúcar acumuladas. Hoy en día, nuestro metabolismo sigue siendo muy similar al de hace millones de años, pero nuestros hábitos han cambiado radicalmente: el sedentarismo y tres o cuatro comidas diarias han traído numerosos problemas de obesidad, diabetes, riesgos cardiovasculares, etc.
Por supuesto, si usted es uno de aquellos que han decidido cambiar su dieta como propósito de año nuevo, consulte primero a un médico antes.
Referencias científicas y más información:
De Cabo, Rafael, Mark P. Mattson. «Effects of Intermittent Fasting on Health, Aging, and Disease». New England Journal of Medicine, vol. 381, 26 de diciembre de 2019, pp. 2541-51. NEJM, DOI:10.1056/NEJMra1905136.
Johns Hopkins Medicine: “Intermittent fasting: live 'fast,' live longer?” Eureka Alert
Pelaez, Javier. ¿Qué dice la ciencia sobre el ayuno intermitente?. Yahoo noticias, 31 de diciembre de 2019.
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